Diciembre 2017
A todos nos han contado historias sobre objetos
supuestamente malditos que han llevado a la desgracia a los que lo poseen.
Siempre había pensado que eso era producto de la imaginación
de la gente, pero, por desgracia, me equivocaba.
Es el momento de coger una vela y, con el siniestro contoneo
de su llama, dejarte guiar por esta historia aterradora.
Todo ocurrió un fin de semana de 2017. Me encontraba junto a
María, mi pareja, en una exposición de arte de la ciudad.
He de admitir que a mi no me entusiasmaba mucho aquél
mundillo, pero, por el contrario, a María le encantaba.
Tras un rato paseando y observando detenidamente los cuadros,
me encontré uno, escondido en un rincón de la sala.
Parecía el retrato de una chica, pero, lo extraño era que
tenía la zona de los ojos cubierta con una tela.
- ¿Por qué está este aquí? [Pregunté intrigado].
- Es posible que se haya estropeado. [Contestó María].
Antes de que pudiese tocarlo, apareció, de la nada, el dueño
de la exposición.
- Mi nombre es Carlos. [Dijo estrechándome la mano]. Ese
cuadro no está roto, simplemente se ha quitado de la exposición.
- Yo soy Pedro y esta es mi pareja, María. El cuadro parece
muy bueno. Lo que no entiendo es el vendaje en los ojos.
Cogió el cuadro, le quitó la venda y me lo mostró. Los ojos
eran de un azul intenso y no podía dejar de mirarlos.
- ¿Le gusta? [Preguntó el dueño].
- Por supuesto.
- Pues se lo regalo. Es suyo.
- ¿En serio? [Pregunté
estupefacto].
- Por supuesto. Va a ser
retirado y prefiero que se lo quede alguien que sepa apreciarlo.
Nos marchamos de la
exposición y fuimos a casa.
- Este cuadro es increíble.
[Dijo María sin quitarle la vista de encima]. Lo colocaremos en el salón.
Jamás pude llegar a pensar
que esta elección cambiaría nuestras vidas para siempre.
Desperté al escuchar un llanto de mujer que parecía provenir del salón.
Miré el reloj y vi que marcaba las seis de la mañana.
Me giré y comprobé atónito que
María estaba a mi lado. Entonces ¿Quién demonios estaba llorando?
Avancé por el pasillo mientras oía
más fuerte el llanto. Cuando llegué al comedor, este cesó por completo.
- Me estoy volviendo loco. [Dije
para mí].
- Ayúdame. [Dijo una voz
femenina]. Necesito salir.
Ahí estaba, frente a mi, inmóvil
cual estatua.
- ¿Quién eres tú?
- Eso ahora no importa. Necesito
escapar de aquí. Llevo veinte años encerrada en este maldito cuadro.
- ¿Cómo puedo ayudarte?
- Mírame a los ojos… [Dijo
señalando al cuadro].
- ¿Qué me ocurrirá a mí si lo
hago?
- ¡HAZLO! [Gritó ignorando
mi pregunta].
- ¡NO!
Gritó y se abalanzó sobre
mí haciéndome caer al suelo inconsciente.
Cuando abrí los ojos, vi
un fogonazo de luz acompañado de un grito. Sin duda se trataba de María.
Apenas podía ver bien,
pero, de manera borrosa, observé a una figura humana acercarse.
- ¿María?
- Tarde o temprano alguien
acaba mirando…
Escuché petrificado sus
pasos alejándose y como salía por la puerta.
Me incorporé como pude y
me acerqué al cuadro.
No podía creer lo que
estaba viendo. El paisaje era el mismo, pero, ya no estaba la chica rubia de
ojos azules. En su lugar, estaba María…
Durante días estuve
mirando su retrato fijamente, esperando… esperando una señal que nunca llegó.
Continuará…
¿Pero esto qué es?
ResponderEliminar¡¡¡ ME ENCANTA !!!
Lo que engancha jajaja
Me alegra mucho que te guste, Gemma. Muchísimas gracias por comentar.
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