sábado, 19 de abril de 2014

No la mires a los ojos



Diciembre 2017

A todos nos han contado historias sobre objetos supuestamente malditos que han llevado a la desgracia a los que lo poseen.

Siempre había pensado que eso era producto de la imaginación de la gente, pero, por desgracia, me equivocaba.

Es el momento de coger una vela y, con el siniestro contoneo de su llama, dejarte guiar por esta historia aterradora.

Todo ocurrió un fin de semana de 2017. Me encontraba junto a María, mi pareja,  en  una exposición de arte de la ciudad.

He de admitir que a mi no me entusiasmaba mucho aquél mundillo, pero, por el contrario, a María le encantaba.

Tras un rato paseando y observando detenidamente los cuadros, me encontré uno, escondido en un rincón de la sala.

Parecía el retrato de una chica, pero, lo extraño era que tenía la zona de los ojos cubierta con una tela.

- ¿Por qué está este aquí? [Pregunté intrigado].

- Es posible que se haya estropeado. [Contestó María].

Antes de que pudiese tocarlo, apareció, de la nada, el dueño de la exposición.

- Mi nombre es Carlos. [Dijo estrechándome la mano]. Ese cuadro no está roto, simplemente se ha quitado de la exposición.

- Yo soy Pedro y esta es mi pareja, María. El cuadro parece muy bueno. Lo que no entiendo es el vendaje en los ojos.

Cogió el cuadro, le quitó la venda y me lo mostró. Los ojos eran de un azul intenso y no podía dejar de mirarlos.

- ¿Le gusta? [Preguntó el dueño].

- Por supuesto.

- Pues se lo regalo. Es suyo.

- ¿En serio? [Pregunté estupefacto].

- Por supuesto. Va a ser retirado y prefiero que se lo quede alguien que sepa apreciarlo.       

Nos marchamos de la exposición y fuimos a casa.

- Este cuadro es increíble. [Dijo María sin quitarle la vista de encima]. Lo colocaremos en el salón.

Jamás pude llegar a pensar que esta elección cambiaría nuestras vidas para siempre.

Desperté al escuchar un llanto de mujer que parecía provenir del salón.

Miré el reloj y vi que marcaba las seis de la mañana.

Me giré y comprobé atónito que María estaba a mi lado. Entonces ¿Quién demonios estaba llorando?

Avancé por el pasillo mientras oía más fuerte el llanto. Cuando llegué al comedor, este cesó por completo.

- Me estoy volviendo loco. [Dije para mí].

- Ayúdame. [Dijo una voz femenina]. Necesito salir.

Ahí estaba, frente a mi, inmóvil cual estatua.

- ¿Quién eres tú?

- Eso ahora no importa. Necesito escapar de aquí. Llevo veinte años encerrada en este maldito cuadro.

- ¿Cómo puedo ayudarte?
- Mírame a los ojos… [Dijo señalando al cuadro].

- ¿Qué me ocurrirá a mí si lo hago?

- ¡HAZLO! [Gritó ignorando mi pregunta].                   

- ¡NO!

Gritó y se abalanzó sobre mí haciéndome caer al suelo inconsciente.

Cuando abrí los ojos, vi un fogonazo de luz acompañado de un grito. Sin duda se trataba de María.

Apenas podía ver bien, pero, de manera borrosa, observé a una figura humana acercarse.

- ¿María?  

- Tarde o temprano alguien acaba mirando…

Escuché petrificado sus pasos alejándose y como salía por la puerta.

Me incorporé como pude y me acerqué al cuadro.

No podía creer lo que estaba viendo. El paisaje era el mismo, pero, ya no estaba la chica rubia de ojos azules. En su lugar, estaba María…

Durante días estuve mirando su retrato fijamente, esperando… esperando una señal que nunca llegó.

Continuará…

2 comentarios:

  1. ¿Pero esto qué es?
    ¡¡¡ ME ENCANTA !!!
    Lo que engancha jajaja

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    1. Me alegra mucho que te guste, Gemma. Muchísimas gracias por comentar.

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